
Manuel Valdivia
Asociado de Foro Educativo
Leo una noticia que me conmueve y paraliza: Ha fallecido Madeleine Zúñiga, nuestra querida Maggie, infatigable luchadora por la educación en nuestro país. No quiero saber cómo fue su partida. Solo quiero recordar en homenaje a su memoria puntos de la ruta vital en que nos encontramos. Porque sí. Ha habido momentos en que estuve cerca de ella, compartiendo ideales irrenunciables; no fueron largos períodos de labor, pero si suficientes para conocer su valía.
En el último lustro de los 70’ trabajábamos en lugares distantes del mundo andino, en proyectos precursores de la educación bilingüe que hoy recibe el nombre de Educación Intercultural bilingüe. Yo era parte del equipo que inició el Programa Experimental de Educación Bilingüe en Puno, auspiciado por la cooperación alemana y Maggie trabajaba en un proyecto de educación también bilingüe en Quinua (Ayacucho). Este programa era uno de los proyectos del Centro de Investigación en Lingüística Aplicada (CILA) de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, dirigido por una gran maestra y notable lingüista: Inés Pozzi-Escot. Maggie formaba equipo con Minnie Lozada, ambas profesoras en la UNMSM. Las propuestas del proyecto de Puno y del CILA eran distintas en cuanto a metodología para la enseñanza de la lectura. En Puno apostábamos por un aprendizaje de la lectura en forma sucesiva: primero en la legua materna (quechua o aimara en el caso de Puno) aplicando un método de base oracional; en Ayacucho, la propuesta era un aprendizaje simultáneo en las dos lenguas que hablaban los niños (quechua y castellano). Lo común en ambos era la educación de los niños andinos respetando y valorando su cultura y profundizando su socialización en el pensar y hablar de sus pueblos. En esta línea ambos querían distanciarse de la visión del Instituto Lingüístico de Verano (ILV), que hacía también una educación bilingüe en la Amazonía, pero orientada a la inserción de la gente en formas de la cultura occidental lejanas de las propias.

Llegué a conocer a Maggie cuando ambos participamos en un conversatorio por la educación bilingüe organizado por la Biblioteca Nacional. Al escucharla supe de sus ideas avanzadas y conocí en entusiasmo y el vigor que ponía al hablar de educación de los pueblos indígenas.
Volvimos a encontrarnos en el año 2004, cuando ambos integramos la segunda directiva de Foro Educativo, presidido entonces por Ricardo Morales Basadre S.J., inolvidable conductor de la educación desde la época de la Reforma Educativa de los 70, cuando era presidente del Consejo Superior de Educación. El trabajo en Foro Educativo, orientado desde el principio a la formulación de propuestas de política educativa para el país, nos amplió la mirada. Y Maggie tuvo una mirada atenta hacia un panorama más amplio, que la llevó a liderar desde el 2006 la participación del Perú en la Campaña Mundial por la Educación, nacida por acuerdo de la Conferencia Mundial por la Educación de Dakar.
Sé del trabajo de Madeleine Zúñiga en consultorías en varios países de nuestra América morena; sé de sus escritos y conferencias. Puedo dar testimonio de que Maggie entregó todas sus energías hasta el final luchando por el derecho de todos a una educación de calidad. Quienes la conocimos y trabajamos con ella solo podemos comprometernos en seguir, en su memoria, su ejemplo de lucidez y fervor, y trabajar por aquello que siempre estuvo en su mente: una educación que forme a los niños y jóvenes para hacer del nuestro un mejor país, democrático y justo.
Manuel Valdivia Rodríguez
Lima, 13 de diciembre de 2023
1 Comentario
Carmen Germán-Palacios Seoane · 19/01/2024 en 10:50 AM
Desde aquí expreso mi profunda pena por la partida de Madeleine justamente en una etapa tan desafiante, confrontacional y eventualmente decisiva para nuestra posibilidad de constituirnos como estado verdaderamente representante de la nación de naciones que somos y seguiremos siendo. Madelaine, una extraordinaria profesional, maestra e investigadora, profundamente conocedora de nuestras verdades más silenciadas en lo cultural, lo social y lo económico. Madelaine…, tuve ocasión de conocerla pues me prestó ayuda con material grabado que constituyó parte importante en mis inicios de exploración y aprendizaje del runasimi, su enorme importancia y su presencia viva en extensas zonas de nuestro territorio incluidas nuestras ciudades principales. Gracias por tu vida, tu solidaridad y tu trabajo querida Madelaine, tu antorcha está encendida y viva. La seguiremos portando