Manuel Valdivia Rodríguez
Asociado de Foro Educativo
Han sido publicados los resultados de PISA 2022. Fueron evaluados alumnos de 81 países con pruebas de Matemática, Ciencias y Lectura. En lectura, el promedio mundial ha sido de 476 puntos. En los otros campos las cifras son parecidas.
Observando este promedio, que es el más bajo que se ha producido en la historia de PISA, el informe de la OECD dice: “La dramática caída en el desempeño sugiere que un shock negativo afecta a muchos países al mismo tiempo”.
Se puede comprobar el acierto de esta afirmación si se compara el promedio internacional alcanzado en 2012 (que fue de 501 puntos) con el que se consiguió en el 2018 (493 puntos) y el de 2022 (482 puntos). No se puede decir, entonces, que fue la pandemia la causa del descenso en 2022, pues este ya se venía produciendo desde antes. Y tampoco se puede atribuir la baja a la presencia de países que no son de la OECD, pues incluso los países de esta organización también sufrieron una caída de 10 puntos. Y lo curioso del asunto es que países asiáticos, que no pertenecen a la OECD, consiguieron los cinco primeros lugares, y son los que elevan el promedio. Entre ellos, Singapur, que obtuvo el puntaje mayor (543 puntos). De América Latina, participaron 14 países, y todos están debajo de la línea marcada por el promedio. Chile, el mejor ubicado, alcanzó el puesto 38 de 81 países, y Perú, el puesto 55, con 408 puntos. Si para el mundo las cosas van mal, para la América morena van peor.
El problema se reviste de mayor gravedad puesto que los alumnos evaluados tienen quince años. Es decir que han recibido una educación escolar ya bastante larga y están a punto de culminarla. Lo cual es un modo de decir que la educación escolar los ayudó muy poco.
Muchos continuarán sus estudios postsecundarios y otros se incorporarán muy pronto a la vida social y productiva. Y todos, como en nuestro caso, asumirán responsabilidades políticas, pues participarán como votantes en las elecciones para elegir a las autoridades de gobierno. Y lo harán sin las capacidades suficientes de lectura, de juicio crítico y de comprensión de la realidad.
Hace ya un tiempo se habla de alfabetización académica, una corriente que impulsa acciones para ayudar a los estudiantes universitarios a insertarse en los quehaceres de lectura y producción de textos del ámbito académico. Esta corriente sigue dos direcciones con estrategias distintas: Una es la realización de cursos y talleres orientados al desarrollo de las competencias de lectura y escritura para que respondan a las exigencias académicas de la universidad; otra es la de incorporar la formación de la lectura como parte de las asignaturas que integran el currículo universitario.
Estas son iniciativas loables, no cabe duda, pero se puede pensar que son reacciones tardías. Trabajar por la lectura y la escritura en instituciones de educación superior puede constituir un esfuerzo infructuoso. En España, desde el año de 2006, cobró vida la Red de Universidades Lectoras, que en la actualidad cuenta con la adhesión de 44 universidades, y seguramente ha tenido actividad notable en los últimos años; pero en los ámbitos universitarios, no en los escolares. Se ve que en el nivel escolar no alcanza mayor influencia lo que se hubiere hecho en las universidades, pues los alumnos españoles de quince años evaluados en PISA 2022 han conseguido un resultado (474 puntos) que los mantiene cerca pero debajo del promedio internacional.
Lo real es que la lectura y la escritura son procesos tan complejos que necesitan ser formados desde los primeros grados de la escolaridad. A los quince años, la calidad de la lectura depende no solo de las capacidades de lectura sino también de la riqueza del lenguaje y de los conocimientos de que posee el lector. Y esos tres factores no se consiguen echando salvavidas a quienes ya están en plena juventud. El trabajo comienza desde cuando los niños entran tomados de la mano de sus padres al primer grado de su educación primaria (si no antes).
Hay pues, un tercer camino. Mas extenso, pero más prometedor: comenzar por cimientos bien formados en la educación primaria y continuar el esfuerzo en la educación secundaria. Hacerlo después, es tarde.
Lima, enero de 2024
1 Comentario
KATHERINE MALDONADO · 09/01/2024 en 11:49 AM
Los resultados de Pisa son los de siempre y peor, la esperanza de formar en los niveles de EBR pasaría por que se entienda que no se forma para la prueba de comprensión lectora y ver que región se encentra primero, y el tema no es solo de los maestros y la escuela es la familia en un entorno urbano o rural que se encuentre en el nivel de lector…considero que es un sintoma mas de lo mal que estamos en educación antes durante y después de la pandemia.