La pandemia del Coronavirus (COVID 19), nos convoca como educadores a reflexionar sobre nuestras condiciones de vida y nuestra cultura. El combate contra la pandemia nos llama, a la solidaridad, a la equidad y a la justicia especialmente con las poblaciones con más alto riesgo: los ancianos y las personas con enfermedades prexistentes, más aún si viven en pobreza y vulnerabilidad.
Hoy el individualismo no tiene cabida, la única salida posible es la unidad de la humanidad. Solo ayudando al otro a que esté sano, aseguro mi salud. El contagio nos afecta a todos. Todos debemos contribuir evitando el acaparamiento y tomando seriamente las medidas de aislamiento social, hábitos de higiene, respuesta sin pánico, organización. Necesitamos del Estado más educación y más información. Saludamos que esté liderando el comportamiento colectivo llamando a la cuarentena. También, necesitamos medidas de distribución de bienes de primera necesidad para aquellos que basan su sustento en el trabajo diario, independiente, y carecen de ahorros.
Requerimos fortalecer al Estado en su rol rector, como garante de los derechos fundamentales y en su responsabilidad protectora. Ha quedado demostrado que reducir el Estado y precarizar los servicios públicos, entre ellos de salud y educación, es la principal amenaza en momentos de crisis, como la actual. La ausencia del Estado es un peligro para las personas. “Lo que ha revelado esta pandemia es que la salud gratuita, nuestro estado de bienestar, no son costos o cargas, sino bienes preciosos, (…) y que este tipo de bienes y servicios tienen que estar fuera de las leyes de mercado” (Presidente de Francia, Macron). Cuando no se garantiza el acceso al agua, al desagüe, a la electricidad, cuando no hay los servicios públicos de salud disponibles y de calidad, cuando los estudiantes no cuentan con internet en sus hogares o medios para sustituir la falta de clases, cuando son miles las personas que no pueden dejar de trabajar fuera del hogar porque sus familias dependen del ingreso diario, una epidemia como el COVID 19 cobrará muchas vidas. Ya que el aislamiento es la medida más eficaz para evitar el contagio, se hace necesaria la compensación temporal de estas profundas desigualdades en las condiciones de vida de nuestra gente. Fortalecer al Estado en este momento demanda medidas tributarias que impacten directamente en una distribución de riquezas.
Poner a la economía por sobre la vida de las personas, asumiendo la muerte como un mal inevitable, como expresa algún gobernante para sustentar su no intervención, nos coloca ante un problema ético que no podemos soslayar. Las soluciones individualistas y no inclusivas no ayudarán. Rechazamos la actitud de algunas instituciones educativas privados que decidieron no acatar el mandato presidencial y sostuvieron que los “estaban metiendo en un mismo saco” a los colegios públicos y privados. Eso es discriminación.
En este momento se pone a prueba cuán solidarios podemos ser los peruanos. El cuidado de nuestras familias y de nuestra comunidad depende de nuestras acciones y actitudes. Asumir un sentido de responsabilidad frente al bienestar público es imprescindible. Debemos hacernos la pregunta: ¿qué puedo hacer para contribuir a contrarrestar los efectos de la pandemia?
En este sentido, Foro Educativo convoca a profesionales, educadores y a todos aquellos que puedan contribuir con creatividad y generosidad a proponer acciones que sirvan para educar a nuestros niños y niñas en esta situación de emergencia. Los medios de comunicación son vías fundamentales para aprender. Las lecturas en radio, las historias y programas de televisión, las canciones que versan sobre el COVID19, los suplementos educativos en periódicos, todos pueden hacer la diferencia y evitar una pérdida del derecho a la educación. Las municipalidades, las familias y las comunidades también tienen que contribuir con el cuidado de la salud con iniciativas para mejorar la higiene en el barrio, el hogar y la escuela y sobre todo, para cumplir con las disposiciones de distanciamiento social.
El objetivo es que preservar el derecho a la salud no signifique aumentar las brechas de aprendizaje que afectan a las poblaciones más vulnerables y así poner en riesgo el derecho humano a la educación.
En estos momentos de COVID19, educar para la solidaridad y la justicia con medidas de equidad es un desafío y una oportunidad. La educación es comprensión y compromiso. En su momento, estos sucesos importantes debemos analizarlos en las escuelas y en la educación comunitaria como educación de vivencia democrática y solidaria.
0 Comentarios