Por Teresa Tovar Samanez

Fue como una especie de terremoto. Las escue­las cerradas y los niños confinados pusieron al sistema educativo en una dimensión desconocida. De golpe y porrazo la rea­lidad no coincidía con los documentos y planes.  

Ante ello sería un equí­voco trasladar la acción educativa a la modalidad remota o virtual, como si nada hubiera cambiado. Lo que está en agenda no es tanto salvar el año esco­lar, sino salvar a las niñas y niños, sus ganas de vivir, su alegría, su curiosidad y sus ansias de aprender en medio de un año escolar “atípico”.  

La acción multiplata­forma (TV, Radio, Inter­net) con involucramiento de maestros, laptops con energía solar, etc. del MI­NEDU, es un paso adelan­te que intenta extender los brazos de la educación para abarcar nuestra com­pleja geografía y nuestra dramática desigualdad. Todos esperamos que sean suficientes y funcio­nen de la mejor manera posible.  Toca profundizar el cambio en ciernes. Lo primero es pensar en el niño(a) como sujeto. Co­nocer y comprender las dificultades que afronta, donde el encierro, la po­breza y la violencia son a veces 3 monstruos que cohabitan entre 4 paredes (56 de 87 casos de agresio­nes sexuales durante la pandemia corresponden a niñas y 7 de cada 10 ni­ños tienen hoy problemas de sobrevivencia). “No pode­mos pretender que los niños escolares aprendan como si estuvieran en situación de pleno bienestar, porque no lo están”. Hay que privile­giar su salud emocional y en particular la de los más pobres y vulnerables. Tene­mos que “defender la alegría como una trinchera de la miseria y los miserables” (Benedetti).  

Cambiemos el foco y el libreto. El objetivo es que aprendan diversas cosas, no que sigan a pie juntillas el currículo. La preocupación no debe ser “que no se atra­sen” sino que sigan adelante en resiliencia frente a un contexto adverso y que le encuentren sentido a lo que se pretende enseñar. Plantear una idea lineal del proceso educativo sería un error. Aunque no sea posible desarrollar todos lo plani­ficado, lo que aprendan en medio de sus vivencias du­rante la pandemia jamás lo olvidarán. Otro resultado que no mide PISA y que es mucho más valioso, es la re­siliencia y el fortalecimiento personal.  

Procurar que los niños(as) no se sientan solos ni aislados es impor­tante. Que se saluden y rían con sus pares a través de la pantalla o el altavoz, que interactúen con la familia y, cuando las condiciones lo hagan posible, puedan salir a pasear un poco. Si hay una dimensión fundamental limitada por la educación remota es la socialización y debemos preservarla. 

Por ello, cuando termine la pandemia la educación virtual será sólo un complemento.  Urge bajar la presión sobre los niños y sobre los maestros. Liberar al maestro de las plantillas y del exceso de reportes, para que pueda desplegar su creatividad y afrontar situaciones inespe­radas. Toca valorar la auto­nomía y saber profesional docente, sustituidos antaño con una visión instrumental de su quehacer como entre­nadores de pruebas.  

Hay maestras como Sara, con vocación arrolladora, que están siendo afectadas en su quehacer profesional y en su economía.  “Preparo mi asesoría a cada grado que me toca…mi objetivo es que mis estu­diantes y sus padres se sien­tan muy bien, aprendiendo mate… Luego, desconcierto total (no hay coincidencia en el trabajo de la web y lo que hablaron en la radio). La desesperación, ansiedad… me invaden. Todo lo prepa­rado, ha sido inútil. Observo mi mesa de trabajo con los materiales listos para ense­ñar por las redes. Debo co­ordinar con los maestros, responder los wasap, los mensajes y preguntas en mi página… Se acabaron mis megas… debo llamar a un amigo para que me haga una recarga… El mi­nisterio y los directivos de las UGEL deben organizar adecuadamente y dejarnos a nosotros la tarea de en­señar… mandaré algunas cosas al tacho y continuaré enseñando… los maestros y maestras del Perú, no somos títeres”.  

Se requiere mucha flexibilidad y sabiduría para que la educación salga airosa y resguarde a los niños y sus derechos. Hay que valorar que mi­llones de familias y maes­tros están jugándosela en la primera línea de la batalla por la educa­ción. Ellos son, además, potentes antenas para conectar la educación con nuestra diversidad cultural y para mejorar los programas de educa­ción remota.  

Cuando todo haya pasado, hay que sacar lo mejor de la experiencia: la aspiración de igualdad, la solidaridad, el gusto y el sentido de aprender, el lugar de la ética, el respeto por la vida y la naturaleza, el valor del encuentro y el afecto, el profesionalismo do­cente, la creatividad, las redes de maestros, el compromiso de las familias y la mirada de las comunidades. Y me­terlo todo en una escuela renovada.  

NOTAS:  1.- Tomamos esta  frase de Francesco Tonucci, abr 2020  2.- Continuamos la re­flexión anterior sobre educación y pandemia  3.- Caracterizado así por ex ministra Flor Pablo  4.- Min. De la Mujer 14 abr, IPSOS 12 abr  5.- Matilde Burgos, psico­terapeuta chilena


7 Comentarios

JANET · 15/09/2022 en 12:17 PM

ESTOY TOTALMENTE DE ACUERDO CONTIGO.

    Angelica Serna · 28/02/2024 en 10:38 AM

    claro que no puede seguir igual, pero debemos buscar seguir adelante sin victimizar a los estudiantes

ANGEL VELÁZQUEZ · 16/05/2023 en 6:50 PM

Considero que la transformación de la educacion en este siglo XXI es enivetible el uso de las tecnologias dentro del que hacer educativo; comparto lo mimso que expresa.

Por motivos de pantemias los docentes nos vimos en el reto de afrontar una transformacion que bien ya venia en marcha; pero con esto en lugar de caminar fue correr. La preparacion, el tiempo, la economia y sobre todo la integridad de cada individuo involucrado fue superado por varios aspectos que por mucho no permitio que cada actividad fuera humana.

A los docentes con la precion de cumplir contenidos, rezagos academicos, bajos presupuestos economicos para llevar acabo estas actividades y en varios casos el desinteres de los estudiantes y los padres de familia.

A bonando a esto la baja en la economia y perdida de familiares como queridos alumnos nos llevo a un colapso en la educación. Debatiendo en que es lo correcto hacer, y como lograrlo hacer. Varios docentes demostraron destresas que posiblemente desconocian; el uso de intelectos y creatividades para afrontar esta realidad terrorifica que en varios momentos solo veiamos en peliculas de ciencia ficcion, vueltas realidad.

Considero que somos guerreros que apesar de los pocos recursos superamos un gran opstaculo y que ahora que se encamino a una nueva era, es importante seguir caminando con pasos seguros y dejando siempre la huella en esos corazones que necesitan a su maestro o maestra para seguir alimentando su ambre de conocmiento y satisfacer sus curiosidades.

Terminando con una grata sonrisa diciendo, GRACIAS MAESTR@.

Arlen Ramirez Freyre · 16/05/2023 en 7:12 PM

totalmente de acuerdo con lo que mencionas, la pandemia realmente fue un golpe para todos en el ambito educativo, pero tambien lo debemso tomar en cuenta ahorita que regresamos al uala nuevamentte, creo la pandemia nos dio pauta de conocer mas el contexto de los alumnos con los que trabajmos, pero ademas nos dio pauta para saber que nuestros alumnos se adptan super rapido a las modalidades de trabajo y sane como utilizar las tecnologias, simplemente falat que los guiemos para que ellos desarrollen sus habilidades tecnologicas a un aprendizaje significativo y situado.

Frida · 05/03/2024 en 8:57 AM

Me parece importante mejorar la educación en mexico

Roxana Xon Pérez · 08/06/2024 en 10:17 PM

Es cierto, cuando empezó la pandemia a todos nos afectó eso porque ya no explicaban con se tenía que hacer, pero por medio de la tecnología pudimos entregar tareas o empiarnos tareas, fue algo complicado pero le pudimos dar más uso a la tecnología.

Reyna · 18/06/2024 en 7:03 AM

La pandemia ha revelado que la educación no puede centrarse solo en cumplir un currículo, sino en el bienestar emocional y la resiliencia de los niños. Es vital flexibilizar la enseñanza, apoyando a maestros y alumnos para que el aprendizaje tenga sentido en medio de las adversidades. El enfoque debe ser más humano y solidario, para construir una educación más inclusiva y adaptable en el futuro.

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