1.Momento de reflexión. El país ha vivido situaciones muy estresantes desde hace tres años aproximadamente. Un “capricho personal” (de alguna manera debe llamársele) ha fijado la política del país con ambiciones e impunidades sin querer percatarse de las  repercusiones económicas, sociales y políticas. La serenidad y firmeza mostrada por el Presidente Martín Vizcarra, ha permitido, recurriendo a la paciencia ancestral, y con la fortaleza que da el saberse dentro del marco constitucional, encontrar una salida viable que el pueblo, la calle, coreaba desde los cuatro confines.

¿Por qué llegamos a esa situación? Analistas políticos responsables saben bien que muchos intereses encontrados bajo el paraguas democrático, y mal utilizando el nombre de gobernabilidad, quisieron que lo avanzado se frenase y volver al “pasado vergonzante”, que olvidó que “nueva doctrina insurge ya”, como decía una marcha tradicional de un añoso partido político, fagocitado por sus propios dirigentes, sin hacer caso a sus bases. Y junto a él una mayoría de otro partido que tiene como antecedente haber cambiado de nombre desde los 90 del siglo pasado con una sola constante: el apellido del fundador y dueño y ahora en manos de su primogénita, detenida en un penal del país como medida cautelar antes de ser llamada a juicio.

Intereses personales a los que se adicionan los nuevos herederos de los antiguos terratenientes devenidos, hoy, en agroexportadores, decidieron presionar, aprovechando de una mayoría a la que se sumaban restos de partidos políticos de ocasión, pero que habían apostado unos por la “inversión” en educación, y otros en rubros diversos de la pesca, la construcción, etc.

2.La tempestad. El inicio de la borrascosa corrupción, podríamos ubicarlo en el llamado Caso Lava Jato. Un documento publicado por ProÉtica y Fundación Vortex “La estructura de Lava Jato en el Perú” https://www.proetica.org.pe/wp-content/uploads/2019/07/LAVAJATO.PRO%C3%89TICA-VORTEX2019.pdf) proporciona elementos para comprender este caso, o al menos hacer un recordaris. Este documento “reconstruye la estructura de relaciones entre las empresas, instituciones e individuos que están registrados en documentos oficiales de Brasil y Perú e informes periodísticos, públicamente disponibles hasta diciembre de 2018; es decir, antes de que se suscriba el acuerdo de colaboración entre la empresa Odebrecht y el equipo especial del Ministerio Público (op.cit). Es bueno entender que  “Lava Jato” no funcionó como un tradicional esquema de sobornos esporádicos pagados a funcionarios públicos con poder de decisión; por el contrario, el esquema incluyó también a partidos y movimientos políticos, y candidatos específicos, que recibieron financiamiento ilícito durante campañas, para luego, una vez elegidos, favorecer de manera sistemática a las empresas corruptoras. De esta manera, los análisis de “Lava Jato” han revelado un esquema más complejo de corrupción y cooptación institucional que el tradicionalmente caracterizado por la interacción indebida entre agentes del sector privado y el sector público, incluyendo así al sector político como el punto de enlace y articulación de intereses públicos y privados indebidos” (op.cit.). Una lectura en profundidad debe dar no sólo el conocimiento del significado de la corrupción y su organización en el Perú, sino además, deberá recordarse cómo la presentaron los medios de comunicación y los actores políticos implicados. Aquí recuerdo una frase de Marcos Cueto en el Prólogo a la “Historia de la Corrupción en el Perú” de Alfonso W. Quiroz. Refiriéndose a su etapa de estudiante en la Universidad de Columbia,”…un buen historiador estudia problemas nuevos, rebusca en los archivos de la manera más minuciosa posible y propone una nueva interpretación de los hechos estudiados.” Además agrega “Para Alfonso, el historiador no repite lo que dicen los discursos ni hace una revisión superficial en los archivos, sino que sustenta sólidamente sus interpretaciones en hechos irrefutables”. Palabras que sentencian el por qué se debe rescatar el estudio crítico de la historia desde una nueva perspectiva y dejar de lado el discurso pasadita, ligado a protagonismos de ambiciosos militares y dejar de lado los intentos de los civiles a que desarrollen sus propuestas y tesis y generen organizaciones políticas auténticas y no remedo de instituciones alrededor de caudillos, que no forman ciudadanos, sino los instrumentalizan para alcanzar sus fines económicos ignorando el bien común del país y el respeto al otro.

3.Tareas para hoy y el futuro. No recurramos al verso de Vallejo “Hay hermanos, muchísimo que hacer”. No viene para el momento. Pedro sí aquel otro que dice “Ya va a venir el día; da cuerda a tu brazo, búscate debajo del colchón, vuelve a pararte en tu cabeza, para andar derecho. Ya va a venir el día, ponte el saco” (Los Desgraciados). El sentido de este poema es advertirnos lo que para Vallejo es la negación de la vida: la insensibilidad, la inercia, la rutina. Una invitación a ponernos alerta. Y eso es lo que requiere el actual momento de incertidumbres por un lado, de aquellos que se creen dueños del poder sin aceptar que legalmente no son lo que pretenden, sino todo lo contrario. 

Como educadores ante una situación compleja y que trasciende el límite de lo legal, el respeto a la institucionalidad democrática, es necesario y urgente revisar ¿por qué nuestro sistema educativo, luego de reformas de reformas, no ha podido sentar las bases formativas para una educación ciudadana democrática? Una severa autocrítica a responsables del diseño de la política educativa, preocupados por resultados en lo cuantitativo, en resultados tangibles, pero no ha puesto el mismo énfasis en el desarrollo de las humanidades en la educación básica, sino todo lo contrario, si antes se preocupaba por formar gestores, hoy la brisa sopla para formar emprendedores, en enfatizar la competitividad, dejando de lado cursos básicos como historia social del país con enfoque crítico; geografía física, humana, filosofía y ética. ¿Qué ha sucedido? Y esto no es de la actual administración. Es un mal que se arrastra desde los 80, sin que nadie advirtiese el daño que se hacía a la educación básica regular.

Cada tanto, en el país se nos “deslumbra” en el campo educativo con nuevos modelos exitosos, pero que en verdad, aportan poco a una realidad diversa y multilingüe como la nuestra. Antes fueron los modelos asiáticos, últimamente el modelo finlandés. Los modelos tenían como emblema ser los mejores por el rendimiento de sus estudiantes en la prueba PISA. Dichos modelos, que la sociedad de consumo nos pone al alcance como una panacea para nuestros males educativos, responden a otras culturas y sociedades. ¿Alguien reparó en ello? Cada cual puede sacar su conclusión, pero no podemos entrar en un mundo competitivo que arrase a otro, que es lo que se viene produciendo al asumir en estándares o estructuras tan determinantes como las de los países nórdicos, y antes en los asiáticos.

Es necesario repensar la educación nacional y diseñar una institución moderna que lidere el sistema educativo. El ente rector, con su carga burocrática tradicional, no puede seguir liderando el sector del cual dependen la educación y la formación de los ciudadanos. Debe pensarse que la educación es para toda la vida y no para responder a las tendencias que nos presenta el mercado cada quinquenio. Debería establecerse un plan estratégico de desarrollo institucional, que implique un nuevo diseño donde la política educativa responda a un país diverso e intercultural. Que la formación de docentes sea de primer nivel. Que se aborde la descentralización educativa a partir de lineamientos nacionales de educación, que deben desarrollarse en cada región con sus propias demandas. Es necesario hacer un corte entre lo histórico y las perspectivas que se abren en el desarrollo de la cuarta revolución industrial. Tenemos muchas cosas que aprender y diseñar de experiencias, pero no copiarlas solo porque fulano o mengano dijo que eran “exitosas”. No sigamos haciendo un papelón cuando tenemos muchas cosas que reconocer, enriquecer y trabajar para aportar al pensamiento y experiencia pedagógica en un mundo que olvida muchas veces que es inequitativo y poco solidario. El mercado no puede ser el “inspirador” de modelos y tendencias. Esto está en nuestra propia cultura, historia y geografía. A partir de ello desarrollemos una propuesta integral y no solo competitiva y emprendedora como quiere imponer el mercado.  Nuevos retos de fondo y no sólo de forma. Recuperar el tiempo perdido es la consigna


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