Por: Luis Miguel Saravia
1. Hubo una época. En la segunda mitad del siglo pasado a nivel universitario todo se cuestionaba y se dilucidaba en Asamblea Estudiantil mediante el debate, que por lo general, esclarecía a unos pocos y enardecía a otros. Sin duda esto desarrolló, y mucho, la vida política en los claustros, aunque la sociedad y las clases dirigentes tildaban a los estudiantes universitarios de revoltosos. En el ambiente productivo, los sindicatos -los reconocidos oficialmente- vivían su cotidianidad de explotación, canalizando sus demandas mediante los llamados “pliegos de reclamos”. Compromisos tomados por todos los trabajadores de manera institucional en demanda de mejores remuneraciones salariales, lo que significaba mejor calidad de vida, mejor atención a la salud, educación y trato. Los sindicatos como institución de defensa de los trabajadores se fortalecieron y fueron respetados. Confluyeron en alianzas y luego constituyeron las Federaciones y Confederaciones, articulándose regionalmente, en busca de hacer solidarias las demandas. Asambleas, debate de agenda y acuerdos.
Fue una época muy rica para el reconocimiento de los trabajadores manuales e intelectuales. Sin embargo faltaba un elemento que los acercara más y los volviera solidarios en su análisis de la realidad, en darles un marco teórico e ideológico, que apoyase la fundamentación de las demandas laborales. Fueron los partidos políticos que empezaron esa tarea de acercamiento, de capacitación y adoctrinamiento en el mundo del trabajo, que aportó una visión nueva del mundo en el que se desarrollaban estas actividades económicas y sociales. La historia recoge estos esfuerzos, estas conquistas y avances para el reconocimiento y también las vallas que se tuvieron que vencer para que los políticos apoyasen el reconocimiento de estos logros.
Al mismo tiempo que surgió la toma de conciencia del ser ciudadano con derechos y deberes, surgieron los dilemas antes de tomar decisiones.
2. Dilemas políticos y educativos. El escenario de estas últimas semanas se ha tornado beligerante ante la propuesta presidencial de dar por concluido su mandato y adelantar las elecciones. De forma maniquea unos y falaz otros buscan razones y sinrazones para salvaguardar sus intereses. El uso y abuso del poder se evidencia. Los diarios dan cuenta de ambiciones que “matan” (como dice el vals) que incluyen “disfuerzos” de quienes deben ser aliadas/os distinguiendo políticamente lo que está en juego y no el “juego de quienes mecen la cuna”. Se escudan en un mandato que ha sido atropellado cuantas veces han querido quienes ostentan el poder político y económico, en desmedro de la democracia.
Qué lejos y desfasados estamos de la reflexión de política académica, más allá de la coyuntura. Se ha vuelto costumbre ceñirse fácilmente a discursos sin marco teórico que lo sustente y se convierte en verdad. La falacia se ha vuelto el arma convincente antes que el pensamiento crítico, esclarecedor nutrido de lo que la ciencia política y la ética demandan. M.Foucault se preguntaba” Pero ¿qué hay de tan peligroso en el hecho de que la gente hable y de que sus discursos proliferen indefinidamente? ¿En dónde está por tanto el peligro? (Michel Foucault. EL ORDEN DEL DISCURSO.Fábula Tusquest Editores.Reimpresión Argentina, 2005). Hemos acumulado intervenciones desde los poderes del Estado en este período presidencial, que tamizándolas, no nos da para poder fundamentar el concepto de democracia que se tiene, menos de políticas de Estado. El peligro del que interroga Foucault tiene que ver con cómo se ha devaluado el concepto de política, se ha socavado la democracia, se ha desarticulado los mecanismos electorales con vallas elaboradas por quienes deberían velar por el cumplimiento de la Constitución y no elaborar sinuosidades que desvirtúen los derechos fundamentales y burlen de esa manera la probidad, la legalidad, en provecho propio y en nombre de un caudillismo que no se justifica en el siglo XXI.
El gobierno actual en sus dos períodos ha navegado al garete, sin tener la radio encendida y menos el cable internacional. Muchos hablan “que se vayan” una vez confirmado que la corrupción había ascendido hasta los más altos niveles de los poderes del gobierno, al amparo de “ahí viene el lobo” (fábula de Esopo) con las mentiras más inverosímiles y las falacias elaboradas y cimentadas en una estrategia política que tenía como fin denunciar todo para que nada cambie. Mientras “Los gobiernos democráticos, los emergentes y los consolidados, las elites de poder y los partidos políticos han resucitado desde la última década del siglo pasado la vieja certeza compartida tanto por corrientes liberales como por enfoques comunitaristas en torno a la importancia de la educación como mecanismo de igualdad e integración social, de participación política, y competitividad económica. Organismos internacionales y gobiernos nacionales invocan una y otra vez la necesidad de más y mejor educación para abatir problemas de pobreza, desigualdad, fragilidad de las democracias, frenar la expansión de comportamientos fanáticos y la generalización del nuevo oscurantismo social. Con mucho de ese discurso revitalizador de la idea educativa finalizó el siglo XX y comenzó el XXI”. Adrián Acosta Silva. ACTA REPUBLICANA. Política y Sociedad Año 3, Número 3 ,2004.Universidad de Guadalajara. Centro Universitario de Ciencia Sociales y Humanidades) ¿Qué hicieron los políticos y las instituciones nacionales del Estado y particulares? Ver “el cortejo pasar”, enterarse del discurso por un conferencista visitante, sin asumir el pensamiento y la responsabilidad que se requiere, ha sido el rito de estos meses y años. No existen debates, menos talleres de esclarecimiento, círculos de estudio. Cada cual asume su rol y responde desde su opción ideológica. Por ello recibirá apelativos. Nuevas falacias para confundir o anatematizar. Nada de propuestas. Pocas miradas en prospectiva, sino a retrovisor y enunciando que es necesario reformar sin precisar el por qué y para qué y en base a qué sustento. Simplemente ¿Por qué todo tiempo pasado fue mejor?
Hoy nos encontramos ante el dilema de optar nuevamente por tomar una decisión y aceptar el adelanto de elecciones. Significa zanjar de una buena vez, contra “un pasado vergonzante”, pensando en el país, su democracia y su pueblo. ¿Alguien se atreve a deliberar? Posiblemente. Pero recurriendo a prácticas y contenidos reiterativos. Se olvida que existen instituciones que tienen la obligación de pensar, debatir y fundamentar políticamente: los partidos políticos. ¿Existen? Allí están entre telas de araña y bravatas disputándose el cielo con avemarías ajenas que hoy se llaman troll. El debate es un espacio irrenunciable ¿quién lo llenará?
Debate, discusión, deliberación, son estilos de profundizar sobre los temas que se presentan seriamente en la coyuntura. Pero ¿para qué? ¿Para llegar a un consenso o para polarizar? El momento demanda que se centre en la discusión de posiciones. Se debería partir de argumentos y razones que fundamenten decisiones colectivas. Pero no existe ni escuela y menos entrenamiento. Los partidos políticos no funcionan y menos capacitan, por eso la pobreza manifiesta cada vez que se dice que existe debate en el Congreso. Las instituciones de la sociedad civil ¿cómo pueden aportar? Existe la costumbre de invisibilizarlas si son expresión de una posición política. Ningunear, satanizar, devaluar al contrincante por su opción ideológica demuestra la pobreza ideológica en que vivimos. Se impone quien por la fuerza de la mayoría atribuye una decisión, sin respetar el derecho de la minoría a ser escuchada y ser tenida en cuenta.
3. Argumentos y menos anécdotas. Las casi dos décadas vividas nos muestran que la reflexión política ha sido escasa y han brillado por su ausencia los textos de reflexión que desarrollaban desde el país preocupaciones y argumentación política de calidad. En las dos últimas décadas del siglo pasado hubo en la Cronología Política y en el Resumen Semanal publicados por DESCO, material para la reflexión y elaboración de argumentación política. Sirvió de mucho para informar en época de turbulencia y escasez de información. Muchas organizaciones no gubernamentales de Latinoamérica formaron una red de reflexión y creación de pensamiento político que enriquecía el debate en cada país y la lectura de los políticos, más allá del afán cotidiano de su coyuntura. Redes e instituciones que aún perviven pero que lamentablemente se conocen poco, pues dichos pensamientos y debate no están al alcance de la ciudadanía.
En educación ha ocurrido algo parecido pero poniendo énfasis en la metodología investigación-acción que permiten a los educadores articularse en redes de profesionales de la educación y debatir en torno a los temas educativos esenciales y su trascendencia política. En una reseña del artículo de David Eduardo D’Eramo Democracia, desarrollo y transformaciones educativas “Se plantea que la democracia y el desarrollo son verdaderas expectativas de logro para las reformas educativas en América Latina. Se señalan posibles fortalezas y oportunidades para una transformación educativa que debería centrarse en la construcción de ciudadanía (basada en la escuela pública, un currículum emancipador y una formación docente jerarquizada y comprometida) a fin de revertir la debilidad y vulnerabilidad de nuestras sociedades cada vez más globalizadas y altamente inequitativas así como también para capitalizar la crisis de la modernidad.” (Publicado en la revista Nueva Sociedad 165, Enero – Febrero 2000, ISSN: 0251-3552). ¿Cómo procesamos estas ideas en nuestra política educativa? No se sabe si el silencio obvie la respuesta, pero sí llama la atención que un ex ministro de educación proponga “que se declare en emergencia por cinco años, con financiamiento y régimen especial el sector, para afrontar el tema de la infraestructura educativa”. Sugiere que Carlos Neuhaus, que dirige el equipo organizador de los Panamericanos, dirija este proceso. (LA REPÚBLICA, El Ofidio. 3 de agosto de 2019). Así estamos. Lejos de lo sustantivo en lo político como en lo educativo. Poco liderazgo y poca reflexión teórico-crítica. José Luis Rénique, historiador peruano, actualmente catedrático en la Universidad de Nueva York, refiriéndose a la historiadora Carmen Mc Evoy, precisa algunas de las carencias que existen hoy en nuestro país “Sentido histórico, formación académica, vocación humanista, pero también indignación moral,…” (Carmen Mc Evoy. PERU: reflexiones sobre lo cotidiano y la historia, Prólogo. PEISA, Lima, Julio, 2019). Sin duda existen publicaciones de otras especialidades que completan el crisol del pensamiento peruano desde diversos campos. ¿Pero quiénes recuerdan el ayer y el hoy que vivimos de manera esclarecedora? Para que no se nos escape el hilo de nuestra crisis y sus protagonistas de fin de siglo y en estas casi dos décadas, quisiera enumerar los llamados por Mirko Lauer (La República, 20 de Julio de 2019) Libros políticos instantáneos, que la Fil 2019 ha ofertado. Luis Jochamowitz: Ciudadano Fujimori (Colección – Memoria Perú) “En medio de una profunda crisis económica y de una devastadora guerra interna que parecía no tener fin, surgió una figura enigmática y escurridiza. A bordo de un tractor rojo con una calcomanía de Cambio 90, un outsider sin aparente experiencia política ni un pasado conocido lanzaba discursos de progreso, bienestar e inclusión social. El ínfimo porcentaje que se le adjudicaba en las encuestas parecía confirmar la ingenuidad de sus veleidades políticas.”. Del mismo autor Vladimiro. Vida y tiempo de un corruptor.” Una minuciosa investigación que reconstruye el ascenso, auge y caída de uno de los personajes más oscuros de la política peruana”. Marco Sifuentes K.O.PPK. Caída pública y vida secreta de Pedro Pablo Kuczynski (Colección Memoria Perú). “Retrato de la clase dominante peruana, de su endogamia, y de su profunda crisis de identidad entre el liberalismo y el fujimorismo. Rafaella León VIZCARRA. Retrato de un poder en construcción. “¿Quién es Martín Vizcarra y hasta qué punto sus vivencias, personales y políticas, reflejan los tiempos que vivimos?” Víctor Caballero MOTOTAXI Auge y caída de Fuerza Popular”. “Una detallada investigación periodística que explica quién y cómo gobernó el Congreso en el Perú durante los últimos 3 años”.
Mensaje y posición. Actitud realista y crítica. Una historia reciente que lleva reflexión. Queda pendiente un abordaje de cómo en paralelo se ha tomado decisiones y ejecutado las políticas educativas de este período de fin de siglo e inicios del presente. Existen colaboraciones, reflexiones, pero muy escaso enfoque pedagógico sobre decisiones que nos llevan desde la formación de docentes hasta los contenidos que deberían llevar nuestro currículo escolar. La educación superior, la formación de docentes y su remuneración entre otros temas quedan, ya no pendientes, sino postergados
Dilemas que deberían resolverse y que se postergan por privilegiar modelos económicos y experiencias exitosas que no hacen referencia a que somos un país diverso e intercultural
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