Rocío Valdeavellano

Activista Ambiental, co fundadora del  Movimiento Ciudadano frente al Cambio Climatico – MOCICC

Plantearnos este tema HOY es ciertamente prioritario. La actual crisis climática constituye “ (…) la amenaza más grave que haya sufrido la humanidad en toda su historia”[1] y exige ser abordada de manera INTEGRAL. Ello implica diversos aspectos interconectados. En este artículo no nos  detendremos en los alarmantes datos cuantitativos de esta situación y  sus tendencias, que pueden obtenerse en numerosos documentos que es indispensable tomar en cuenta.[2] Nuestro énfasis será de una lectura cualitativa que nos permita 1) Conocer y comprender mejor sus características, causas y  efectos   2) Identificar las iniciativas  y actores que es indispensable articular para una acción eficaz al respecto y 3) Contribuir a desarrollar actitudes – personales y colectivas- favorables para el avance de estilos de vida y prácticas concretas constructoras de una reconciliación con la Naturaleza y entre los seres humanos .

En cada uno de esos tres puntos buscamos interrelacionar tanto los diferentes ámbitos (global, latinoamericano, nacional y local) como las dimensiones (ecológica, social, económica, política, cultural, psicológica…) ¡no ajenas al quehacer educativo! que forman parte de esta interpelante realidad.

Características, causas y efectos de la crisis ecosocial

  • Son características del Cambio Climático (CC), generado por el Calentamiento Global (CG) en curso, la ruptura del equilibrio ecológico, con el consiguiente aumento de la frecuencia e intensidad de fenómenos extremos (olas de calor o de frío , alteración de las precipitaciones, es decir, inundaciones o sequías, aumento de huracanes, tormentas etc..), la reducción de las fuentes de agua (derretimiento de glaciares, desaparición de manantiales y puquiales), la desertificación, la reducción y extinción de la biodiversidad (disminuyen y desaparecen especies de plantas y animales), el aumento del nivel del mar. A ello se suma la contaminación del aire, ríos, lagunas y tierras por los relaves mineros, los derrames de petróleo y la deforestación por la tala legal” e ilegal, expresiones de un extractivismo depredador que daña el ambiente así como el incremento de los componentes y residuos (pensemos en las islas de plástico en el océano) inherentes a un consumismo irresponsable.  Estos tres factores confluyen en las características de la profunda, generalizada y creciente crisis ecosocial.
  • Si analizamos las causas específicas inmediatas o directas del Calentamiento Global, los científicos nos vienen advirtiendo que es la excesiva emisión de gases de efecto invernadero (GEI): CO2 o dióxido de carbono, CH4 o metano, N2O u óxido nitroso) en la atmósfera debido principalmente a la quema de combustibles fósiles (petróleo, carbón y gas), también por la deforestación (pues los árboles concentran carbono y emiten oxígeno y al deforestar se libera ese carbono a la atmósfera) y por la excesiva concentración de ganadería (los excrementos del ganado emiten metano). 

    Dicha alta concentración de GEI, ya ha elevado la temperatura promedio global a niveles muy riesgosos que nos llevarían a sobrepasar el límite máximo planteado en el Acuerdo de París (2015) así como la cantidad de partes por millón (ppm) de CO2 acumulada en la atmósfera.

    Y si analizamos las causas históricas profundas, tanto del CG y el CC, como del extractivismo depredador y del consumismo irresponsable que hemos mencionado, éstas radican en los estilos de vida, de modelos de producción y consumo y estructuras de poder vigentes que es imperativo transformar, como claramente lo expresara el Papa Francisco en su Encíclica Laudato SI (2015) dirigiéndose a la humanidad entera y denunciando una lógica del crecimiento ilimitado orientado al lucro a costa de la Naturaleza y generador de una enorme inequidad social.

    • Los efectos de esta crisis ecosocial son cada vez más dramáticos: se incrementan                significativamente  las migraciones forzosas  por los desequilibrios del clima (excesos de calor o de frío) y de la atmósfera, la destrucción de los ecosistemas, del hábitat (desastres que destruyen viviendas, escuelas, puentes, caminos..) y las fuentes de alimentación y trabajo (ej. pérdida de cultivos y cosechas) muertes, enfermedad, hambre .La gente que lo sufre  sale cada vez más   a buscar otros sitios donde poder habitar. Quienes permanecen en sus ciudades o pueblos tienen que encarar cada día esos problemas que afectan intensamente sus condiciones objetivas y subjetivas de vida y de trabajo tanto en lo personal como en lo comunitario.

    Urgencias de mayores Iniciativas y articulación de actores en la lucha ecosocial

    La Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático señala claramente que, respecto a esta grave amenaza en curso, las responsabilidades son “comunes pero diferenciadas”. Toda persona y colectividad en este Planeta es responsable de encarar la crisis ecosocial cuyas tendencias se agudizan. Pero no en la misma proporción ni de la misma manera. Si lo analizamos a nivel de países, son los industrializados (cuestionamos aplicarles el término “desarrollados”) del hemisferio norte, los principales emisores históricos de GEI a nivel global, aunque actualmente China ocupa el primer lugar. América Latina emite alrededor de 10% y el Perú solo 0.4%, sin embargo, como país megabiodiverso, somos altamente vulnerables al CC. En nuestro caso, la deforestación es la causante de casi la mitad de emisiones de GEI.

     

    • Es indispensable revertir las deficiencias de los compromisos de los Estados acordados desde los espacios de la gobernanza global de la ONU  (ej. Convenciones Marco, Acuerdo de París, Agenda 2030 etc..) y contribuir a la “reconfiguración del multilateralismo desde abajo”[3] fortaleciendo los mecanismos multisectoriales, de vigilancia, transparencia , control y de participación ciudadana , neutralizando y evitando la penetración de “lobbies” corporativos en dichos espacios. En América Latina, el desafío es lograr que la OCTA (Organización del Tratado de Cooperación Amazónica), el CELAC, el Pacto de Leticia, el Acuerdo de Escazú, la AILAC, adquieran eficacia real e implementen sinergias adecuadas. 

    En el Perú, resulta imperativo aplicar lo establecido en la Ley de Cambio Climático (No. 30754) acerca de que la acción climática requiere ser “multisector, multinivel y multiactor”.Son escandalosas las maniobras que nos llevan a retroceder, como las recientes modificaciones aprobadas por el Congreso a la Ley Forestal,  favoreciendo la deforestación en la Amazonía.  

    • Avanzar en la articulación territorial, nacional, continental y global ciudadana de los movimientos sociales, instituciones y redes, científicos, artistas, comunidades de fe para sumar esfuerzos y lograr una presión mundial que detenga las tendencias hacia la “edad de la extinción” y nos reoriente hacia el “cambio civilizatorio” es fundamental. Y hacerlo escuchando la voz de los más vulnerables y fortaleciendo su protagonismo. Exigiendo protección a los defensores de los bosques, de las lagunas, de las cuencas, los ríos y la aplicación de políticas públicas socio ambientales coherentes. Fortaleciendo la capacidad de resistencia activa comunitaria para reducir los daños por impactos socio ambientales. Hemos dado algunos pasos en ese sentido que corresponde seguir dinamizando.

    Educación ambiental LIBERADORA E INTEGRAL: actitudes y prácticas

    La educación ambiental significa una experiencia liberadora: las personas “desaprenden” aquello que implica diferentes formas de opresión y “aprenden” nuevas maneras de relacionarse consigo mismas, con los demás y con la naturaleza. Ello no se reduce a determinados “momentos” (aunque obviamente hay momentos que constituyen hitos) sino que forma parte de un proceso que nunca termina: nuestros aprendizajes no cesarán a lo largo de toda nuestra existencia y es lúcido y fecundo asumirlo así.

    Una verdadera educación ambiental exige un enfoque integral: no se circunscribe a lo “verde” sino que es “multicolor”. Hoy existen ciertos “ecologismos” desvinculados de los factores y las condiciones sociales, económicas, políticas, culturales, psicológicas de la gente. Y ello no solo es insuficiente, sino que también distorsiona la envergadura y las soluciones al problema.

    Se podrían citar diversos ejemplos en ese sentido, pero en esta oportunidad nos vamos a centrar en los significados de los negacionismos que hoy cunden por el mundo, siempre desde nuestra inquietud educativa.

    Los negacionismos de sectores ligados a los intereses de un sistema o modelo que es preciso transformar (diversas corporaciones empresariales o personajes políticos como Trump o Bolsonaro) son evidentes. Pero aquí reflexionaremos a partir de las situaciones de personas y de colectividades –incluso activistas ambientales- que se deslizan hacia esas posturas. ¿Cómo encararlas desde nuestra vocación educativa?

    Partiendo de una mirada psicoanalítica, Max Hernández  nos llama a conocer los “mecanismos de defensa individuales y colectivos que nos impiden tomar conciencia de la gravedad de la situación ambiental (…)”, la que exige “superar y renunciar a la negación(…)” y “(…) Un cambio psíquico y una nueva postura ética”[4] .

    En nuestro caminar, efectivamente, encontramos personas que tienden a evitar el asumir la gravedad de la crisis climática y ecosocial –emocionalmente les resulta conflictivo aceptar su veracidad- y acusan a quienes lo hacemos, de ser “catastrofistas”.

    Pero surgen otros negacionismos preocupantes: el de personas y grupos comprometidos en la lucha climática, pero que al constatar los pocos resultados e incluso los retrocesos que ocurren en el mundo al respecto, sucumben a un escepticismo y consideran que ya no es posible revertir la situación.

    En el quehacer educativo liberador e integral, tenemos el desafío de tomar en cuenta esos condicionamientos “realmente existentes” y contribuir a superarlos motivando y fomentando el desarrollo de nuevas actitudes y prácticas tales como:

    • La capacidad de admiración cotidiana de la Naturaleza: su belleza, diversidad, armonía, interconexión y a todo lo que ella nos proporciona como fuente de vida.
    • Una comprensión de las características, causas y efectos de los problemas socio ambientales de origen antrópico y de las propuestas concretas para superarlos.
    • Valor y fortaleza para realizar cambios personales y comunitarios, buscando articular el máximo de esfuerzos para contribuir a forjar una “masa crítica” cuya presión gane la fuerza suficiente para lograr un cambio de rumbo global y a toda escala, no excluyendo iniciativas inmediatas, aunque sean pequeñas, de cuidado y defensa ecosocial a nivel local.
    • Una postura de Esperanza, de mutuo aliento, que apueste existencialmente por lograr el “sueño” de una reconciliación de los seres humanos con la Naturaleza y entre sí. Es decirnos unos a otros que “no es lo mismo difícil que imposible”.

    [1] Informe sobre Desarrollo Humano 2007-2008, PNUD pg. 15

    [2] Ver Referencias Bibliográficas al final de estas líneas.

    [3] Papa Francisco, encíclica Laudate Deum, no.38, pg26

    [4] “Reflexiones desde el psicoanálisis a los retos ambientales de hoy”.Revista Kawsaypacha No11,2023, pg6.

     

    Referencias

    DIARIO OFICIAL l El Peruano: Ley No. 30754 – Ley Marco sobre Cambio Climático, 18 de Abril de 2018.

    IPCC: Informes de Evaluación del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de Naciones Unidas

    MAX HERNANDEZ:  “Reflexiones desde el psicoanálisis a los retos ambientales de hoy ”-a propósito del libro  Desafíos y perspectivas de la situación ambiental en el Perú. En Revista Kawsaypacha No. 11. Enero-junio 2023 Https://doi.org/10.18800/kawsaypacha.2023,R001

    PAPA FRANCISCO:    Encíclicas” Laudato SI” sobre el Cuidado de nuestra Casa Común (mayo 2015) y” Laudate Deum” sobre la Crisis Climática” (octubre 2023)

    PNUD: Informe sobre Desarrollo Humano 2007-2008  “La lucha contra el Cambio Climático: Solidaridad frente a un mundo dividido”, Nueva York 2012

    REVISTA TAREA: La urgencia de educar a la ciudadanía para el Cambio Climático, No. 104, Diciembre 2023


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