Por: Gloria Helfer Palacios

Hay varias cosas que están haciendo la diferencia en este gobierno. Me gusta mucho su capacidad de juntar personas, capacidades, conocimientos con un fin común: salvar vidas frente a una pandemia que amenaza a todos. No importa las creencias, filiaciones, identidades si todos están dispuestos a servir. Con algunas instituciones está pasando lo mismo.

Hasta hace muy poco parecía inimaginable hacer funcionar un Sistema Integrado de Salud a pesar de lo absurdo, costoso, ineficiente e injusto que era que MINSA, EsSalud, Sanidades de las FFAA y policiales y sobre todo el sistema privado de salud, actuaran cada uno por su lado. Sabemos que hay mucho camino que recorrer, pero la experiencia se está dando. Las preguntas son: ¿Podemos imaginar algo así para educación? ¿Podemos, por lo menos, articular un sistema ahora disgregado y segregador, donde la red pública y la privada corren en paralelo sin nunca reconocerse y tocarse? ¿Qué podemos hacer para que no se agranden las brechas de desigualdad? ¿Qué tenemos que hacer hoy para cimentar lo que queremos nos quede como ganancia después de todo este sufrimiento? Fortalecer la educación pública y gratuita es una de las principales vías y nuestra firme apuesta.

El Covid-19 que amenaza a todos los habitantes del planeta ha puesto al desnudo muchas verdades tremendas que las teníamos ahí ante nuestros ojos. Ha sacado a la luz las condiciones en que viven y se educan nuestras niñas, niños y adolescentes de nuestro país. En los últimos días, con emoción, hemos visto cómo los maestros, las familias y los estudiantes, en las más diversas realidades vencen dificultades y aprovechan creativamente los programas de “Aprendo en Casa” que el Ministerio de Educación en tiempo récord ha puesto a disposición. También se han hecho evidentes, al entrar en sus casas, la precariedad y pobreza en que viven nuestros niños.

Nos preocupa mucho la dificultad para contactarlos a todos, especialmente en las zonas rurales. Hay muchas familias que, además del aislamiento social, se encuentran en un aislamiento digital en el campo, pero también en las ciudades. Por su lado, la educación privada muestra la enorme desigualdad que tiene a su interior. Constatamos los serios problemas de las “escuelas de bajo costo” para cobrar las pensiones escolares y pagar a sus profesores o su imposibilidad de ofrecer plataformas para la educación remota mínimamente aceptables. Resultado, miles de estudiantes pueden quedar fuera del sistema, estudiantes a quienes el país tiene la obligación de garantizarles su derecho inalienable a la educación.

El Ministerio de Educación tiene el respaldo legal y claridad sobre su rectoría y responsabilidad sobre todo el sistema educativo. El Estado es garante del derecho de todos los estudiantes a educarse bien. La consigna debe ser ¡Ningún estudiante se nos quede fuera! ¡Todos reciben calidad! En el espíritu de que todos tenemos algo que dar y una responsabilidad que asumir para garantizar educación para todos, esta puede ser la oportunidad para que:

° El MINEDU invite explícitamente a las escuelas privadas para que todas las que lo deseen accedan a los programas de “Aprendo en Casa”. Ya adelantó algo en ese sentido el Ministro de Educación. Tal invitación explícita puede estar acompañada de una autorización para reproducir los materiales de trabajo para profesores y estudiantes e incorporar a sus maestros a las orientaciones y capacitaciones que reciben los docentes del sistema educativo público. Por su parte los promotores, que se verían aliviados de administrar una plataforma propia y organizar capacitaciones, pueden responsablemente dedicar recursos a garantizar el pago de sus profesores y ser flexibles en el cobro de las pensiones que agobian a las familias. La consigna es que los estudiantes no se queden fuera de las escuelas.

° Los promotores de las escuelas privadas que tienen funcionando sus plataformas para la educación remota y que cuentan con materiales listos, aplicados, y validados los compartan poniéndolos a disposición del Ministerio de Educación para su utilización. También podrían participar activamente en la capacitación docente para el uso de los mismos. Retribuirían así tantos años de exoneraciones tributarias que han permitido su prosperidad. Sería sumamente sugerente ¿por qué no? que los docentes de estas escuelas privadas se sumen a las redes de intercambio docente existentes para que conozcan y valoren el esfuerzo de sus colegas que enfrentan la diversidad y complejidad de nuestro país, que es su país, el de sus alumnos, el país de todos.

° Los colegas que tienen la posibilidad de hacerlo, visiten, intégrese y ofrezcan lo que tienen a través de las redes de intercambio docente que están tomando un dinamismo digno de reconocimiento. Ahí se están compartiendo experiencias, recursos y sobre todo soluciones. Especialmente valioso es cuando las redes corresponden a realidades y territorios semejantes. La gran acogida de una iniciativa como “de profe a profe” es un buen ejemplo de las oportunidades que se abren en estos tiempos. Ahí se juntan, y comparten colegas que trabajan en escuelas muy diversas, tanto públicas como privadas. Que de ahí surja un movimiento pedagógico no es ilusión.

El camino hace el destino. En épocas inciertas como las actuales es importante estar consciente que, lo que hagamos hoy, marcará nuestro futuro definitivamente. Apostar todos a que ¡Ningún estudiante se nos quede fuera! a que ¡Todos reciben calidad! nos hace prefigurar un sistema educativo que, en lugar de segregar, iguale, acerque e integre. Hay mucho que cambiar para ello, pero ésta es justamente una época de grandes cambios. Nos negamos a aceptar que esta pandemia irremediablemente nos llevará a agrandar las brechas de desigualdad educativa, con las consecuencias que ello tendría en la vida de todos.


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